miércoles, 15 de abril de 2015

RELATO: UN BESO

Con un beso bastaría, con uno solo. Con ese recuerdo le sería suficiente. Ese beso le daría una ilusión a la que aferrarse en los malos momentos, un bastón en el que apoyarse cuando le fallaran las piernas y, aunque brevísima, esa historia de amor que al fin al cabo todos debemos tener.

Pero ¿cómo conseguirlo? ¿cómo arrancárselo si ella ya era de otro? Debía pensar en alguna manera, en algún camino. ¿Y qué si era de otro? Tenía que luchar e intentarlo a toda costa, pues no se concebía envejeciendo sin aquel recuerdo. No quedaba otro remedio que robárselo, que sacárselo sutilmente, sin que ella se diera cuenta.

La ciencia empírica estaba a su favor, pues el hechizo de la noche estrellada bajo la luna serena jamás falló. Si das con el momento y lugar adecuado ocurre que los planetas se alinean, la piel se te pone de gallina y el mundo te parece lejano. Nadie se resiste entonces a que todo parezca relativo. Tan relativo que, por un instante, llega a ser igual quien esté a tu lado, con tal de compartir esa magia. Y justo ahí, en ese momento, junto a ella, debía estar él para compartirlo.

La buscada circunstancia se dio en una fiesta. Ella salió sola al jardín, a respirar la intensidad de la noche y pasear entre las flores. Una vez lejos del ruido y la música se detuvo fijando la mirada en el horizonte, inmóvil, presa de sus pensamientos.

Él la vio desde lejos y acudió a su esperada cita. Caminaba decidido hacia su tesoro, hacia el sentido de su vida: a por el beso de su amada. Poco le importaba que luego lo odiara para siempre: ya entonces tendría su botín, su alimento vital, y eso era lo importante. Atravesó rápidamente el camino hasta ponerse al lado de ella y suspiró hondo mientras alzaba sus ojos hacia una llenísima y blanquísima luna.

-Preciosa noche ¿verdad? – dijo él.

-Sí, increíble – respondió ella sonriendo.

Él cerró los ojos y siguió hablando en el tono más suave y cautivador que le era posible.

-Si cierras lo ojos verás que el mundo se aleja y que lo importante es vivir el presente, el aquí y el ahora. Los momentos mágicos como éste, con la luna, la noche y la brisa, son para vivirlos intensamente –dijo dando un paso hacia ella-. Además –prosiguió-, nunca se sabe si tendrás una segunda oportunidad para sentir el aire fresco de la noche en la cara y poder compartirlo con alguien, con cualquiera que se encuentre a tu lado y sienta lo mismo que tú ¿No crees?- .

Se acercó e intentó tomarla suavemente por la cintura, pero sus brazos se agitaron en el aire sin encontrarla. Abrió los ojos. Ella ya no estaba allí.
Y a él le faltaba la cartera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario