lunes, 1 de febrero de 2016

RELATO: LA RESPUESTA

Si. Vale. Lo reconozco. Ella debe tener razón. Es casi seguro que me ganó en una tómbola, que probablemente yo pasara años expuesto sobre una balda, quieto y sin moverme, viendo pasar la vida, sentado entre la chochona y el oso de peluche. Hasta que ella falló todos los disparos y le dieron el premio de consolación: Yo.
 
Por eso, como inútil confeso que soy, acepto con sumisión sus acusaciones diarias y sus comentarios despectivos sobre mi torpeza con todo y para todo. Ya no discuto ni contesto cuando se me flagela por mi ignorancia sobre cables y enchufes más allá de cambiar una bombilla; o por mi nulidad manifiesta con grifos, cisternas o bajantes (auténticas artes de nigromante para mí). Ya no respondo a sus burlas por lo de la lavadora, esa maldita “caja negra”; o por la plancha, indudable vestigio de los hierros candentes de la Inquisición.
Solo callo. Callo y sonrio. Porque ella no sabe que cada ataque, cada grito, me hace más fuerte, más seguro de mi mismo. Y es que, si todo esto es cierto, si para nada valgo ni nada hago bien, si solo soy un lastre cada vez más pesado (y más calvo), me pregunto por qué no me ha “largado” todavía, porqué me mantiene a su lado.
Y la única respuesta que encuentro es que, si para nada sirvo de día y aún así me aguanta…es porque debo servir para mucho, y bien, muuuuy bien, de noche ;) . Punto pelota

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