lunes, 15 de diciembre de 2014

RELATO:TIRANOSAURIUS REX

Aquella enorme criatura lo aplastaba todo a su paso.  Su posición en lo alto de pirámide, sin nadie por encima a quien temer, le permitía arrasar y tomar lo que se le antojara sin que nada ni nadie se atreviera a toserle.

El inmisericorde orden de las cosas, el de unos arriba y otros abajo,  le había colocado en la cúspide otorgándole derecho de pernada con todas las hembras a su alcance y obligando a otros seres menores,  de existencias insignificantes,  a sacrificar sus miserables vidas por la suya.

Cada mañana ese Rex afinaba sus sentidos en busca de presas, olisqueando aquí y allá por todo su territorio. Ante su  inesperada presencia sólo quedaba cerrar los ojos, guardar silencio sin mover ni un músculo, e intentar mimetizarse con el paisaje para que eligiera a otro pobre desgraciado como plato principal de su festín. Y sobrevivir. Al menos por otro día.
Efectivamente, D. Mauricio pasaba las mañanas en su oficina devorando empleados a los que apresaba y exprimía con el exiguo cebo de unas pocas monedas.  Se paseaba a sus anchas por los pasillos de la empresa sabiéndose el único depredador de su jungla particular, en la que solo se daba entrada a niñas bonitas sin cualificación ni opciones, y a hipotecados e indefensos padres de familia. Gente “encadenable” de por vida.   

Sí, D. Mauricio era el auténtico Rex. Despiadado, sin escrúpulos, sin conciencia y  feliz  con el temor que provocaba.
Y aún hay quien dice que se extinguieron.

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