domingo, 8 de noviembre de 2015

RELATO: PASADO

Hoy lloré.
Fue el pasado. Ese miserable pasado. El mío.
Como siempre, me pilló desprevenido y a traición, acercándose de puntillas por mi espalda, y cuando quise darme cuenta ya era tarde, ya me tenía en sus manos. Me levantó en volandas y me lanzó al aire como si fuera un bebé, jugando conmigo, vapuleándome ¡cómo disfruta poniendo boca abajo mis emociones! Por su mirada entendí en seguida que hoy venía con aura triste, con cuerpo nostálgico, y me preparé para el chaparrón.

En un instante, me llenó el alma de caras y lugares, y puso en mi mente mil personas y canciones: canciones que me recordaban personas, personas que me recordaban canciones. Sin piedad, me obligó a balbucear todas las palabras que alguna vez quise decir pero que por cobardía no salieron de mi boca, y me hizo revivir cada paso atrás, cada mentira, cada desencanto, cada decepción conmigo mismo. Finalmente me zarandeó con la fuerza de un huracán, como si yo fuera un monigote, y desapareció dejándome exhausto. Como siempre que me visita.

Sé que todo lo que me trae es parte de mi -a fin de cuentas es mi pasado y, como a todos, me persigue-, pero no quisiera que se llevaran una idea equivocada: les aseguro que lo de hoy ha sido una excepción. Sin duda, debíó  tener un mal día -tan malo como para hacerme llorar- porque mi pasado, amigos, casi siempre me llega con una sonrisa, impregnando el presente de alegría y el futuro de esperanza. Y creánme que es muy capaz de convertir sus días de visita en una fiesta. En una fiesta en la que no faltan los que, sin estar, viven aún en mí; una fiesta de gritos y risas, de peleas con mis hermanos; una fiesta de carreras de scalextrix y de juegos reunidos Geyper. Una fiesta mía, de los míos y para los míos, con otras mil cosas dignas de contar.
Pero eso será en otro relato.

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