De cuando en cuando me vienen a la cabeza sencillas preguntas sobre ti. Estoy seguro de que a tí también te pasa. Me pregunto, por ejemplo, qué lugares frecuentas ahora, con quien compartes tu noche y tu día, a que nuevos amigos abres tu alma o, sencillamente, qué mar moja tus pies. Me pregunto también a dónde fueron nuestros secretos compartidos, dónde quedaron nuestras miradas cómplices, en qué cajón duerme nuestro juramento de "mejores amigos para siempre".
Me reconforta la convicción de saber que todas y cada una de las promesas pronunciadas en aquel entonces, aunque incumplidas, nunca dejaron de ser sinceras; y que siguen siéndolo. Que lo serán para siempre.
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