domingo, 19 de octubre de 2014

RELATO: LO FUNDAMENTAL

Todo empezó con un problema en su seno derecho. Se le amputó. Por otro lado, hubo que hacer lo propio con mi pierna izquierda por la picadura de un mal bicho. Mala suerte. Debo reconocer que fue un tiempo de malos tragos, pero las prótesis ya eran una realidad por aquel entonces y esas faltas corporales apenas si se notaron por lo que, a pesar de las lógicas dudas iniciales, nuestras vidas no cambiaron en lo más mínimo. 


Un accidente de coche propició, algunos años más tarde, una segunda tacada de operaciones e implantes. Una pierna izquierda y un brazo derecho para ella, y un brazo izquierdo para mí. Lo cierto es que la medicina había avanzado como nunca y los artilugios mecánicos de última generación eran más funcionales y prácticos incluso que los miembros amputados así que, como ya ocurriera la primera vez, no nos costó acostumbrarnos a la nueva fisonomía y necesidades del otro, y hacer que nuestras vidas siguieran sin cambiar en lo más mínimo.

Ya con avanzada edad, los avances tecnológicos nos ofrecieron la alternativa de quedarnos por aquí unos cuantos años más. Por supuesto, no quisimos renunciar a dicha alternativa, aunque tuviéramos que vivirlos con casi todo de prestado: prótesis de plástico para los órganos, corazones de PVC, respiradores metálicos externos, ojos biónicos, implantes cocleares, y un largo etcétera. Aunque ninguno conservábamos ya ni la cuarta parte del cuerpo con el que nos conocimos, a esas alturas ya empezábamos a tomarnos a risa nuestros aspectos, y entonces sí que todo comenzó a cambiar. Pero, para nuestra sorpresa, para mejor. Para mejor porque todo lo pasado, todo lo sufrido, había servido para eliminar dudas, para desterrar miedos y para hacernos vivir confortablemente, en la más absoluta confianza, en brazos de la certeza en el otro.

Así que hoy seguimos juntos, con el brillo intacto y la risa abierta, dando gracias al destino por habernos unido y preocupándonos únicamente en cuidarnos mutuamente, sin bajar los brazos (los que nos quedan). Seguimos aferrándonos cada día el uno al otro, sin soltarnos un ápice y pidiendo a Dios que nunca se pudra y tengamos que amputar nada de lo fundamental.


Sí, lo fundamental. Todas aquellas cosas que nos han traído juntos hasta aquí y que,  al igual que el tiempo, no admiten prótesis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario