viernes, 9 de enero de 2015

RELATO: RETOMAR

Estuve ausente. Totalmente ausente. Tanto, que apenas recuerdo si fue por un año, o dos, o tres, o más. Tampoco importa, así como tampoco importa si lo que me atrapó y me abdujo durante todo ese tiempo fue un proyecto de trabajo duro y exigente, o un gran drama familiar, o un vicio que de la noche a la mañana pasó de inocente flirteo a enfermiza adicción, o una ilusión de amor con un final infeliz. Todo eso ya da igual. A estas alturas es irrelevante el porqué, el dónde, o por cuánto tiempo. Lo único importante es que he vuelto y que, venga de donde venga, la pregunta es la misma: ¿cómo se retoma una vida?
Debo ser consciente y asumir que nada de lo que dejé atrás se detuvo, ni siquiera por un momento, sino que ha seguido caminando, avanzando y creciendo sin mí. Y por ello es probable que a mi vuelta no encuentre a algunos de los rostros de aquel entonces, o que los que ahí siguen me miren al llegar con ojos escrutadores, preguntándose si sigo siendo el mismo. Muchos de los que fueron mis inseparables habrán seguido otra senda, ya imposible para mí, y mucho de lo que antes me era cercano y familiar me parecerá ahora de color distinto y tacto más áspero. Debo ser consciente de todo esto para no estrellarme.
Así es. Ningún regreso te devolverá nunca al lugar exacto de partida, todo lo más a un lugar cercano. Porque siempre traerás contigo algún peso de ese viaje, alguna marca más, alguna arruga más, y ya no serás el que eras. No, no lo serás. Pero no te equivoques. Serás mejor, mucho mejor. Mejor porque ahora, con lo aprendido, serás capaz de remontar a partir de lo que hasta hace poco te parecía inservible: tu familia, a la que diste de lado aunque nunca te cerraron los brazos; ese bar, al que ibas siempre y que aún no ha cerrado; esos pocos amigos, cuya mirada no ha cambiado a pesar de todo.
Por eso quiero pensar que, en realidad, ninguna vida se retoma, sino que una nueva vida nace a partir de ella, heredando tan solo unos viejos recuerdos de la anterior. Pero lo que sí que sé, y estoy plenamente seguro, es que nada ni nadie puede quitarte, quitarme, quitarnos, la ilusión de que esa nueva vida pueda ser aún mucho mejor y más valiosa que la primera. Y de que quizás, solo quizás, sea la definitiva.

No hay comentarios:

Publicar un comentario